Apuesta por una crianza que enseña a gestionar las emociones
Aprender a relacionarnos con los demás, saber controlar nuestros impulsos negativos, aprender a perder, entendernos mejor a nosotros mismos y con los demás, ser coherentes con lo que decimos, lo que hacemos y lo que sentimos… Son ejemplos de conductas de personas autorrealizadas, satisfechas consigo mismas y felices.
La inteligencia emocional se sostiene sobre dos pilares.
«Mi hija Marta solía tener problemas para hacer amigos en la escuela. La terapia de inteligencia emocional le proporcionó las habilidades y ahora tiene un grupo de amigos y está mucho más segura de sí misma.»
«Estamos muy agradecidos por la terapia de inteligencia emocional. Juan solía tener problemas en la escuela debido a su ansiedad, pero gracias a la terapia, ha aprendido a controlar sus emociones.»
«La terapia de inteligencia emocional ha sido una bendición para nuestra familia. María solía tener comportamientos desafiantes en casa, pero ahora se comunica mejor y ha dejado de tener rabietas»
«Ariadna solía estar constantemente ansiosa, especialmente antes de los exámenes. Ha vuelto a disfrutar de la escuela y se siente más relajado en general. Estamos muy agradecidos.»
Identificar si tu hijo o hija tiene dificultades en inteligencia emocional es un paso importante para poder brindarle el apoyo y la orientación necesarios en su desarrollo emocional. Si tu hijo o hija presenta alguna de las siguientes señales, puedes contactar con nosotros: problemas para expresar emociones, cambios extremos en el estado de ánimo, dificultades para lidiar con la frustración, problemas en las relaciones sociales, comportamientos impulsivos, síntomas de estrés, retraimiento social o problemas de concentración.
La inteligencia emocional en los niños y niñas se trabaja en ayudarles a desarrollar y fortalecer sus habilidades emocionales.
Su enfoque principal es ayudarles a comprender, reconocer y gestionar sus emociones de manera saludable, lo que les permitirá enfrentar los desafíos emocionales y sociales de la vida cotidiana de manera más efectiva.
La cantidad de sesiones que se recomiendan para ver resultados puede variar significativamente de un niño a otro, ya que depende de varios factores, como la gravedad de las dificultades emocionales, la edad del niño y la respuesta individual al tratamiento.
La terapia puede tener un impacto significativo en el bienestar emocional y el desarrollo de tu hijo, pero es esencial tener expectativas realistas y comprender los posibles resultados.
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